Prueba 001

El trío de aventureros Wind, Lethien y Valiant llegaron a donde provenían esos auillidos y el enorme rugido, había marcas de garras en el suelo pero solo en un punto y ninguna señal de lucha. Wind se fijó en unas curiosas huellas dirigiéndose a la misma dirección, sin duda eran los otros dos cazarrecompensas, y no muy lejos les vieron.
- *Silbido*, ¡Esperad! - les gritó Valiant. Al ver el rostro del humano no había duda alguna de que era el mismo que en el pueblo se fue corriendo hacia el bosque para cazar al Troll - Nosotros tres hemos decidido unir fuerzas para cazar al Troll, mi nombre es Valiant, ellos son Wind y Lethien - dijo señalando a sus acompañantes - no es una presa fácil... ¿Os interesa uniros al grupo? No vendría nada mal algo más de apoyo para asegurar la victoria. ¿Qué respondeis?

- Umm... ¿Quién eres tu? No me suenas de nada... Umm... Es queee... Buff, ¡por las barbas de Krom! Que cinco hombres para un Troll es demasiado... Nos quedarán 100 monedas para cada uno... Pero en fin, acepto... ¡Bueno, no perdamos mas tiempo! ¡¡Vayamos a por el troll!! - Gritó Idaeus sonriendo y estirando el cuello.

Viendo que por fin estaban todos de acuerdo, empezaron a andar observándose unos a otros. Era un grupo... poco menos que peculiar: un encapuchado que incluso andando encorvado les igualaba en altura, un humano que parecía ansioso de pelea, un arquero elfo, un elfo oscuro... y él mismo, un semielfo. "Pero bueno, en la variedad está la diversión" pensó.

Una oscura y tenebrosa silueta apareció entre las sombras del bosque a lo alto de las copas de los árboles, había visto todo lo sucedido hasta el momento, y seguía atenta a la situación.
- Curiosa partida de gentes, ¿a esto me llevas destino? Algo aguarda en todo esto, que no se ve aún…
Y continuó oculta en las sombras.

A medida que se adentraban en el bosque, la espesura de las hojas de los árboles tapaban la luz del Sol. Parecía que las sombras se movían, que bailaban; mostrando así ilusiones de monstruosidades inexistentes. El ambiente fue volviéndose cada vez más turbio, y la niebla empezó a aparecer. Poco a poco, un nauseabundo olor fue apoderándose del bosque.
El grupo siguió avanzando hasta que finalmente el sendero desapareció, dejando paso a la húmeda hierba. La oscuridad dominaba el lugar. No muy lejos de dónde se encontraban, vieron dos luces rojas: eran dos pequeñas antorchas de fuego, sujetas a tres largos bastones de madera que iluminaban la entrada de una enorme cueva. Un ruido atroz resonaba cada pocos segundos en el interior.
- De acuerdo - dijo Wind - ¿Y ahora qué?

Viendo el panorama, lo más sensato era salir de ahí pero... ¿no habían ido todos allí precisamete para encontrarse cosas como ésa?
- Propongo que entremos - se decidió al fin.

- Yo no estoy tan seguro - dijo Valiant - no me parece muy sensato adentrarnos en esta cueva a oscuras iluminados por alguna antorcha improvisada, porque nadie debe traer ninguna antorcha en condiciones, ¿o si? De todas formas, ni así creo que fuese una buena idea. Aunque tampoco podemos sentarnos aquí esperando que aparezca el Troll... Pero no creo que debamos arriesgarnos a toparnos con él sin estar preparados y en condiciones lo más optimas posible para matarlo. ¿Alguien tiene alguna idea para hacerlo salir de ahí dentro o algún plan?

- Valiant tiene razón - contestó Wind - Sin embargo, a mi no se me ocurre nada. No contaba con que la zona se volviera tan oscura, y todos nos hemos marchado de Pueblo Inna sin ninguna clase de preparación.
Un débil destello iluminó por unos instantes la cueva. Procedía del interior, algo lejos de la entrada. El elfo oscuro, sorprendido; se acercó silenciosamente a la cueva y observó en su interior. Escuchó atentamente el silencio.
Finalmente, logró percibir un débil gemido y de nuevo el pequeño destello iluminó algún pasillo interior en la oscuridad.
- ¡Hay alguien ahí dentro! - gritó girándose bruscamente - ¡Vamos! ¡Vamos!

Cansada de observarles, decidió aparecer a la tenue luz donde pudieran verla. Nunca supo lo que la impulsó a hablar, pero lo hizo:
- Hola, mi nombre es Mørk, llevo siguiéndoos desde el pueblo y quiero ayudaros. ¿El por qué? La verdad es que ni siquiera yo estoy segura, pero no soportaba más seguir observando la situación en la sombra.

Al verla, Valiant le gritó a Wind, que al parecer prentendía entrar a la cueva para ayudar a alguien que decía haber oído:
- ¡Wind!, espérate; tenemos visita, acaba de aparecer de ningún sitio... - luego se giró mirando a la mujer que acababa de aparecer - Dime... ¿Qué te hace pensar que confiaremos en alguien que aparece de repente y dice que nos anda siguiendo y observando desde que salimos del pueblo?

Mørk se acercó al elfo de una forma atrevida, y le miró directamente a los ojos:
- No pretendo que confíes en mi por las buenas, oh señor elfo; sin embargo no negarás que mi apoyo os sería de ayuda. No puedo demostraros nada ahora, pero si en el momento en que sea necesario.

- ¿Oh señor elfo? - le dijo Valiant sin apartar la mirada y con voz desafiante - no te voy a negar que no vendría nada mal algo más de ayuda, pero no quiero arriesgarme a confiar en alguien que aparece de la nada diciendo que anda espiándonos durante horas. Habla con el resto, a ver que opinan, a ver si creen que nos podemos fiar de ti...

- Una elfa oscura... - susurró Wind observando la discusión.
De repente, se le ocurrió una idea. Una ancha sonrisa se esbozó en su rostro mientras entrecerraba los ojos en una expresión juguetona. Se acercó al elfo y la mujer, y los separó con las manos; interponiéndose entre ellos.
- De acuerdo - le dijo entonces a Mørk - Aceptaremos tu ayuda.
Miró a Valiant antes de que pudiera protestar y le sonrió. Después, volvió a dirigirse a la elfa oscura:
- Parece ser que hay alguien dentro de la cueva, probablemente en apuros. Si eres capaz de ayudar, ahora es tu momento - Wind extendió el brazo mientras señalaba el oscuro interior de la cueva - Las damas primero.

- Cobardes... - murmuró. "Pero sensatos" pensó.
Miró aquel oscuro lugar, respiró hondo y cerró los ojos un instante. Sin abrir aún los ojos dijo:
- Más os vale después de esto comenzar a fiaros de mí.
Abrió los ojos y… ¡ZAS! Salió disparada sin decir nada más, desapareciendo en la lúgubre caverna.

Mientras el resto discutía, Idaeus se acercó al tronco de un árbol, apoyó las dos manos en el tronco, flexionó una rodilla y empezó a hacer una serie de estiramientos, en brazos y piernas. Mientras hacia esto, llegó la visita de la elfa. Sin dejar de prepararse, ahora ya moviendo los brazos en círculos, miró a la que seguramente seria otra compañera más que le quitaría parte de la recompensa. Al ver que la elfa se puso enfrente de la cueva y cerró los ojos, Idaeus se mordió el labio esbozando una breve sonrisa pícara. Y cuando vio que salía disparada hacia el interior de la cueva, gritó:
- ¡Sí! ¡¡Ya era hora!!
Y dejando sus ejercicios a medias, desenvainó su espada y siguió como una flecha a la elfa con el objetivo de dar con ella enseguida y no dejar que se divirtiera sola.

Al ver como dos de sus "compañeros" entraban ya en la cueva decidió seguir su ejemplo.
- Bueno, yo voy tirando con ellos, ¡nos vemos dentro! - Y con mirada penetrante e intentando hacer gala de la agilidad propia de su raza (al menos de una de ellas), entró como un torbellino en la cueva con la mano en la empuñadura de su espada siguiendo la estela de Idaeus; no sin antes cojer una de las antorchas.

No hicieron falta más palabras. Wind miró a Valiant, ladeó la cabeza en dirección a la cueva y ambos entraron siguiendo la luz de la antorcha de Lethien.
"En poco tiempo, Drag'a gaan alcanzó a Mørk, la elfa oscura, e Idaeus, el humano; quiénes iban avanzando prácticamente a tientas. Los ecos de sus pisadas retumbaban en la cueva y no permitían guiarse por el sonido. Finalmente, semielfo, elfo y elfo oscuro alcanzaron al resto en lo que parecía ser un largo pasillo lleno de rocas sobresaliendo por el suelo y la pared. El estruendo se escuchaba cada vez más fuerte: se estaban acercando a su destino. Inesperadamente, el camino se bifurcó en tres direcciones."

- Perfecto... - dijo irónicamente el elfo al ver los tres caminos y pensó rápidamente alguna solución para no tener que dividir al grupo - Draga'a gaar, ¿podrías intentar oler a ver si en alguno de los tres caminos, el hedor del Troll es más intenso que en los demas? Así no haria falta dividirnos.

Olisqueando en dirección a las 3 entradas Drag'a gaar...

D.A.C. tiró el dado (1, 2 y 3: Logra encontrar el camino / 4, 5 y 6: No logra olisquear nada).
Resultado: 4.

El Saurio agachó la cabeza y olisqueó el suelo en vano. El polvo de las piedras se le metía en la nariz y le impedía hacer nada.
Levantó la cabeza, y respiró hondamente: el olor era muy confuso.

- Ya es mala suerte, Idaeus te veo impaciente. Bah, propongo que tomemos uno a uno los caminos y que vayamos juntos descartando posibilidades... - se sentía algo agobiada con tanta gente en aquel lugar cerrado, eso le incrementaba un poco una especie de mal humor.

- ¡Bueno! Pues yo me voy por aquí, quien quiera seguirme que lo haga - dijo mientras daba saltitos para no perder el calor corporal que había conseguido ejercitándose antes de entrar en aquel apestoso lugar.
Ya no sonreía, de hecho se le notaba enojado; no le gustaba tener que jurárselo todo a suertes por un camino oscuro y mal oliente...
Miró a la elfa y levantó una ceja mientras hacía un leve movimiento con la cabeza en dirección a la gruta de la derecha. Y sin esperar más, se dio la vuelta y entró en la maloliente caverna sin sonrisa alguna y bien consciente del riesgo que conllevaba entrar ahí. Con espada en mano y bien concentrado, anduvo con pies de plomo esperando encontrar algo interesante...

Mørk desenfundó su espada y se giró hacia los demás:
- Vayamos con él o quizás seremos uno menos en poco tiempo. Si vamos juntos y con cuidado, la cosa irá bien. Que pase una antorcha delante y otra detrás, y estaremos bien organizados... y si no, no le dejaré que vaya solo - dicho esto se dispuso a seguirle.

"Siguiendo los consejos de la elfa oscura, el grupó avanzó por el camino de la derecha. No habían recorrido ni cinco metros, cuando un destello rojo apareció de repente cerca de una ligera curva en la piedra. El grupo se paró sorprendido y escuchó una débil voz humana pidiendo ayuda. Lethien fue el primero en doblar el giro del camino, seguido por el resto.
Iluminando la gran estancia que se encontraba allí, pudieron observar como dos magos humanos yacían en el interior de un agujero enorme en la pared de piedra, atravesada por unos gruesos barrotes de hierro. Uno de ellos estaba inconsciente. El otro, al ver el grupo, sacó una pequeña bola de fuego de la punta de sus dedos provocando el destello que habían visto anteriormente. Estaba muy débil.
De repente, un gran estruendo les ensordeció. Cuando observaron con detenimiento el fondo de la sala, vieron un gigantesco Troll apoyado en la pared durmiendo plácidamente. Estaba roncando."

Lethien se acercó a la celda donde estaban presos los dos hombres y le preguntó entre susurros al que hacía las señales luminosas:
- ¿Tenéis fuerzas para caminar? ¿Hay alguna forma de sacaros sin despertar a esa mole?
Al mismo tiempo, examinaba el aspecto de los dos humanos.