Prueba 001

- ¡JA, JA, JA, JA, JA!
Fuertes carcajadas se oyeron entre la mutitud de curiosos que leían el cartel.
Un joven de aspecto intrépido y fornido se rió a carcajadas.
- ¡¿Un troll por 500 monedas de oro?! ¡Ja! ¡Menuda ganga! ¿Dónde se encuentra ese troll? ¡Por la noche traeré su cabeza y la alzaré aquí con esta mano! - Decía mientras levantaba el puño.

Al oir el escándalo que armaba, al parecer un hombre joven, Valiant se acercó para ver que estaba ocurriendo. Se abrió paso hasta primera fila, donde vio a un joven alardeando de fuerza exhibiendo bíceps al lado de un cartel donde se ofrecía la recompensa por el Troll.
- No me iría nada mal esa cantidad - pensó Valiant mientras buscaba alguien que tuviera la pinta de saber algo sobre el paradero del Troll, un soldado o algo por el estilo, pero no vio a nadie que pareciera saber demasiado sobre el tema, asi que decidió dirigirse a la multitud y probar suerte.
- ¡Escuchad! ¿Alguien sabe algo sobre el Troll de la recompensa? Si fuera tan amable de darme alguna indicación se lo agradeceria mucho.

Al salir de una de las callejuelas del pueblo, Lethien vio un pequeño tumulto alrededor de un joven humano que no paraba de armar jaleo. Se rió para si...
También divisó a un elfo que preguntaba sobre el troll por el cual ofrecian la recompensa, a lo que Lethien se acercó:
- Buenas, me llamo Lethien y creo poderte ser de ayuda mi, espero, nuevo amigo.
Añadiendo a esto último la mejor de sus sonrisas.

- ¿Pues a que esperáis? Venga matad al Troll, porque unos guerreros así vestidos deberían bastarse y sobrarse para matar un simple Troll... - Y sonrió con un aire pícaro. - Y que poco compañerismo... Decidme donde está el Troll y os daré algo de la recompensa - dijo mirando hacia arriba con aire burlón para luego lanzar otra sonrisa picaresca.

Escuchando entre las sombras de un carro, una figura encapuchada estaba muy atenta a la conversación.
Lentamente fue acercándose hacia el grupo y le preguntó al hombre del bigote con una voz extrañamente carrasposa.
- ¿Como és exactamente ese Trol si sois tan amable?

Dándole la espalda al encapuchado, el mercenario recuperó su daga de un tirón, dejando una marca en el mapa:
- No pienso hablar más - se giró - ¿Por qué no lo comprobáis vosotros mismos?
Dicho esto, se marchó de nuevo entre el gentío de curiosos y volvió con su grupo de hombres.

- ¡Ohh! Muchas gracias por la información - dijo en tono de admiración y sin dejar de sonreir pícaramente - Es que yo no tengo dinero - dijo frunciendo el ceño - Y tengo que ganarme la vida con estas cosas... Y por favooor que solo es un Troooll... - dijo con las palmas de las manos y ojos mirando al cielo.

Dicho esto Idaeus, con su sonrisa pícara pero intrépida, corrió hacia la salida de la ciudad rumbo al bosque en el cual se cobijaba el Troll.

- Insensato... Tal vez seria buena idea que le siguiera, así le podría ayudar a matar al Troll y decirle que nos repartamos la recompensa, mejor eso que nada; además yo solo no hubiera podido - pensó Valiant.
Seguidamente observó otra vez la marca en el mapa y siguió al joven guerrero que se acababa de marchar corriendo.

Mirando incrédulo como todos iban marchando, siempre con su amable sonrisa en la cara; Lethien dijo:
- Eh, encapuchado, yo voy a seguir a esos dos, si no tienes nada mejor que hacer, ven conmigo, seguro que puedes ser de ayuda...
Y al decir eso miró el gran ancho de sus hombros sin quitar la mirada perspicaz de la capucha intentando averiguar algo de su nuevo "compañero".

- No gracias, creo que yo seguiré por ese otro sendero, puede que nos volvamos a encontrar.
Acto seguido tomó otra ruta y cuando estuvo seguro de que nadie le veía, se internó en la espesura del bosque corriendo... con sus cuatro extremidades.
No le importaba el mapa, ni lo que pudiera indicar el mapa... El olor del Troll podía sentirse a quilómetros; supo que había adelantado a los otros perseguidores del Troll. Necesitaba ese oro, para un proscrito, vivir en los centros urbanos era muy caro...

En su deambulamiento por el bosque, cercano al nauseabundo olor, detectó otro, era humano: aquel humano que había salido el primero del pueblo; el que vaciló al "bigotudo"...
Se encaminó hacia él, se acercó poco a poco permitiéndole ver como llegaba y le dijo:
- Sé donde está el troll, pero no creo que pueda solo con esa cosa, ¿me acompañarás? Repartiremos el botín a partes iguales si aceptas y juro por mis ancestros que soy de fiar.

Idaeus se giró para mostrarse frente a la criatura que pedía su ayuda para acabar con el Troll.
- Mm... ¿Eres un saurio? - preguntó Idaeus al ver su escamoso hocico - No suelo ver muchos como tú... Bueno, estoy de acuerdo, vayamos los dos a por ese Troll y repartámonos el botín. Yo también soy de fiar, pero solo si tú crees que soy de fiar.
E Idaeus sonrió pícaramente mientras hacía algo parecido a una reverencia.

Con paso firme, Wind terminó desviándose del sendero principal para introducirse en pleno campo. No tardó mucho en encontrar al elfo cerca de la entrada al bosque. Se acercó a él sonriendo y con la mano izquierda levantada en señal de saludo:
- ¡Saludos, arquero elfo! - dijo - Mi nombre es Wind. Soy un espadachín con cierta "habilidad", en busca de aventuras.
Hizo una reverencia y se incorporó:
- ¿Aceptarías la ayuda de un servidor en la caza de cierto Troll?

Valiant se quedó mirando unos segundos a aquel hombre y enseguida le respondió:
- Mi nombre es Valiant - le devolvió la reverencia - Acepto con gusto tu oferta Wind, tu ayuda sera inestimable. ¿La recompensa a partes iguales? Por cierto, no somos los únicos que andamos tras el Troll; dentro del bosque hay un guerrero humano tratando de darle caza. Avancemos con cautela pero sin demora.

Avanzando por la maleza, Lethien divisó lo que parecían unas pisadas muy grandes con solo tres dedos. No eran del Troll, pero creía saber de que eran, y cerca de aquéllas unas de botas, posiblemente del humano.
- ¿Otra parejita? - pensó - Tal vez debería buscar yo también un poco de apoyo...
Y riéndose para si mismo, se acercó a los dos elfos, tez brillante uno, oscura el otro y se presentó:
- Hola, como ya dije antes, para vosotros mi nombre es Lethien, y me gustaría acompañaros en busca de ese Troll. Si os sirve de algo, he encontrado las huellas de otros dos "buscadores"; me interesa el botín claro está, pero no tanto como algún compañero que me ayude a no quedarme sin pellejo en el intento... ¿Y bien? ¿Como os llamais y... seguimos?

Wind se sorprendió cuando apareció el semielfo, un tanto nervioso; de entre la maleza. Miró a Valiant esperando alguna reacción y de nuevo se dirigió hacia Lethien:
- Aceptamos la ayuda, por supuesto. Mi nombre es Wind, y él es Valiant. No esperaba que en tan poco tiempo todos los "cazarrecompensas" fuéramos localizados.
De repente, se oyeron unos aullidos provenientes del interior del bosque. Una bandada de pájaros salió volando de la parte sur. Wind desenfundó la espada y gritó:
- ¡Maldición! ¡Puede que haya algo más que el Troll en este bosque! ¡Corramos a buscar a los otros dos!
Y de esta forma, el grupo de tres se internó en la espesura de los árboles.

De repente una manada de lobos apareció de entre los matorrales y empezó a acercarse aullando a Idaeus y Drag'a gaar. Viendo la situacion y la desventaja numérica, hizo algo que sabía hacer bien... ser él mismo.
Quitándose de encima la capa y la capucha, se irguió hasta su máxima altura, llegando prácticamente a los 2 metros y dejando de andar encorvado, profirió un rugido que provenía de lo más profundo de su garganta, haciendo reverberar las cuerdas vocales y emitiendo así un sonido sordo y amenazante... Luego se puso a cuatro patas en el suelo y con sus garras empezó a levantar tierra y piedras girando frenéticamente hacia todas direcciones mostrando una hilera de largos y afilados dientes como una sierra y pensando "Si esto no funciona, se va a poner peliagudo...".

D.A.C. tiró el dado (1, 2, 3 y 4: Intimidación con éxito / 5 y 6: La intimidación fracasa).
Resultado: 2.

Los lobos se amedrentaron enseguida. Dieron unos pasos hacia atrás lentamente, observando al dúo desconocido que tenían en frente. Finalmente, se adentraron de nuevo en el bosque rápidamente; hasta que quedó de nuevo en absoluto silencio.

Idaeus quedó soprendido al ver tal extravagante, pero efectiva exhibición de... ¿armas? En fin, fuera lo que fuera espantó a los lobos; podían seguir con la caza del Troll.
- Hehe, me estás empezando a caer bien - dijo Idaeus. - ¡Vamos mi reptilino amigo, un Troll y 500 monedas nos esperan!
Y unas cuantas carcajadas salieron de la sonrisa pícara de Idaeus.